CONTARÁ la Leyenda …

-Abuelo, ¿qué es esto tan pequeño que tienes entre las manos?
– Son semillas, cielo
-¿Semillas?, nunca antes había oído esta palabra; ¿qué significa?
-Antiguamente las semillas se plantaban y de ellas crecían árboles que daban fruto y, plantas que daban hermosas verduras, hortalizas y legumbres para comer.
– ¡Vaya!, suena extraño, abuelo. ¿Por qué no comemos de ésto ahora?
– Los agricultores, las personas que sembraban las semillas, se cansaron de hacerlo. Ellos trabajaban la tierra, todos los días del año, labraban los campos, regaban los cultivos, los vigilaban, los cuidaban, lo hacían incondicionalmente, aunque hiciera mal tiempo, frío o calor, recogían todo el fruto para venderlo a los demás, pero a ellos se les daba muy poco por todo ese esfuerzo, no recibían recompensa suficiente y un día en una gran Asamblea Planetaria de Agricultores tomaron la gran decisión de dejar de trabajar los campos.A partir de ese momento nadie notó nada especialmente, había todavía fruta y legumbre en las recámaras, en los frigoríficos, en los almacenes y supermercados. Primero fue desapareciendo el vegetal fresco y poco a poco el congelado, el enlatado, el cocinado….Pero también con éstos desapareció el pienso para los animales, el combustible, el aceite para cocinar…y nuestro Mundo cambió. Lo hizo lentamente pero nos quedamos casi sin alimento y tuvimos que fabricarlo a partir de productos químicos.
-Abuelo, esto que me cuentas es increíble.
– Pues , puedes creerlo, aunque los humanos tenemos mala memoria, todavía quedamos algunos que recordamos cuando nuestros mercados estaban llenos de frutas, verduras de todos los colores, sabores y procedencias, podíamos preparar guisos increíbles, potajes y sopas vegetales que nos llenaban de vitaminas…ahora debemos suplirlos con químicos que no son de ese origen tan natural.
– ¿Natural? , abuelo ¡qué raro hablas hoy!
– Sí, la palabra natural proviene de Naturaleza, era la Madre Naturaleza la que lo abarcaba todo, pero nos hemos alejado de ella… Sólo unos pocos la siguen venerando, viven apartados en pequeños núcleos, y ellos sí cultivan la tierra, recogen su siembra y viven de Pacha Mama.
– Abuelo me gustaría ir allí, quiero ver las frutas, y las verduras de las que me hablas, parece más divertido que lo que comemos ahora.
– No es cuestión de diversión, es cuestión de compromiso, ahora quien quiere comer de la Tierra debe comprometerse a respetarla, ya no se “trafica” con las frutas y las verduras. Es un camino que escoge cada uno: vivir una vida libre en contacto con la Naturaleza o comer de la mano de quienes nos mandan, lo que ellos nos dan, lo que come todo el mundo, excepto esos pocos que regresaron al ciclo de nuestros ancestros.
– Abuelo, quiero vivir de las semillas, quiero irme contigo y ayudarte. ¡Enséñame! Me sabe mal por mis padres, ellos parecen felices comiendo química.
– Es la vía que resuena en sus corazones, pero veo que no es la tuya, vámonos queda poco tiempo, necesitamos 12 lunas llenas para cumplir todo el proceso…después serás libre.
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